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158 co: en prueba de ello, baste decir que pasé con él mis- mo 4 Nueva~York, de donde sali el 20 de mayo para Europa, sin que nadie lo tocase para nada. La vispera precisamente de mi salida llegé un telégrama de Fran- cia, por el cual se decia que era nécesario el pasaporte para entrar en esta nacion y viajar por ella. Llegué 4 Brest el 30, donde presenté mi pasaporte, el mismo que era caduco en la Habana: vieron los empleados del go— bierno que su fecha era atrasada; pero registraron su reverso, y Vieron el vistobweno del encargado de Nego- cios de Espafia en Roma, de fecha 18 de octubre del afio pasado, diciéndome en ‘seguida: Hsia bien; vale todavia para cinco meses; y esto mismo me dijeron en Nantes, en Tours, en Poitiers, en Burdeos y en Ba- yona. Rara es esta cdgaiinain de pedirse el pasaporte en Francia, donde hacia tantos afios que nose pedia, pre- cisamente cuando yo llegaba con un pasaporte juzgado por caduco, y condenado 4 caducidad en la Habana, donde se espidié, y para su Obispo, que, aun sin pasa- porte, podia entrar en-su didcesis, y no encontrar nin- gun empleado francés, lo que encontraron los emplea- dos de otras partes. Era caduco en su casa, lo que no » era caduco en la ajena. Pues bien: con esa caducidad llegué 4 Hendaya, y el mismo dia 4 Vitoria, y al si- guiente 4 Madrid, ;Oh qué caducidades produceti los principios que profesan los revoltosos, los voluntario- sos, los cismaticos! Ya se sabe que en el Evangelio son estos llamados Ja zizafia del campo de Cristo. ; Ay de la sociedad, de la cual pueda decirse lo que dijo un poeta, » hablando de un some de trigo, cubierto de abrojos y cardos : é Infelix lolium, et steriles dominantur avene (1)! — ’ ()).. Virgil., Georgic., 1. i F
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