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12 navegacion dilatada. Pero antes de alejarnos mas de nuestra amada grey, no podemos menos de dirigirla nuestra palabra, haciendo desde lejos lo que teniamos intencion de ejecutar tan pronto como estuviésemos en- tre vosotros, nuestros muy amados hermanos en el sa- cerdocio 6 hijos en Jesucristo. Oid, por tanto, nuestra palabra, y dadnos este consuelo; pues, despues de la gracia de Dios, es este el unico que tenemos en la tri- bulacion que tanta amargura nos ha causado 4 todos. II. Bien sabeis, amados hermanos 6 hijos, cuan grande es en estos dias la amargura en qué esta sumida toda la Iglesia por la persecucion que el enemigo ha suscitado contra ella en estos iltimos tiempos. Nuestro Santisimo Padre se encuentra despojado con violencia sacrilega de sus dominios temporales y de la corona real que Dios decreté que tuviese, para que no fuese ja-, mas sibdito de ningun monarca temporal el que es en - la tierra el _Lugarteniente del Rey inmortal de los si- glos. Es singularmente mas digna de nuestra atencion la ocupacion 4 mano armada de la Ciudad Santa, Cate- dra sagrada del Principe de los Apdstoles y del llamado Patrimonio de San Pedro , por ser todo eso una pro- piedad de la Iglesia catdlica, 4 quien, como dice nuestro Santo Padre (1), quiso Dios CTRHEPER, con bienes tem- porales. No queremos Dhasarons en Ecncdeaces lo que en— tratia este acontecimiento, pues lo hemos descrito ya ampliamente en una obra que hemos escrito desde que fuimos testigo del bombardeo de Roma por hombres sa- crilegos. Tan solo os recordaremos que este atentado no tiene menos de sacrilego que de destructor de las bases en que esta fundada la sociedad, porque constituye el principio, de autoridad y de propiedad en la fuerza bru- . (1) Encfclica Respicientes ea, 1.° de noviembre de 1870.

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