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“oN Carta Pastoral dirigida desde Nueva-Yorck al clero y pueblo de la didécesis. ; I. Nada anhelabamos con mas ardor, nuestros muy amados hermanos en el sacerdocioé hijos en Jesucristo, que el que amaneciese aquel dia en el cual, despues de una ausencia dilatada con motivo de nuestra asistencia. al Concilio Vaticano, os pudiésemos abrazar y ben- decir con toda la efusion de nuestro corazon. Sin em— bargo, el Sefior, cuyos juicios altisimos debemos adorar con toda humildad, acatando con sumision lo que El dispone 6 permite, no nos ha concedido esta gracia en la plenitud que deseabamos. Hemos visto tan solo 4 al— gunos de entre vosotros; y aunque creiamos que en esos pocos veiamos 4 los demas, no pudimos menos de en- tristecernos al tener que separarnos de todos, sin asistir- nos siquiera el consuelo, no ya de hablaros y referiros nuestras tribulaciones, como lo desedbamos, sino ni el de adorar al Sefior en nuestra Santa Iglesia Catedral , ni visitar los templos que le hemos levantado, no obstante que los teniamos 4 la vista y 4 corta distancia. Nos hemos alejado, por tanto, de vosotros haciendo violencia 4 nuestro corazon, y hemos venido al conti- nente mas préximo 4 descansar por algunos dias de una

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