BCCPAM0001173-3-0400000000000
110 ses; pues no han faltado Prelados que las han recibido y me las han enviado; diciéndome que tenian el sello de correos de la capital; habia predicantes que en tertu- lias, en reuniones, iban afirmando que era verdad lo que decian los libelos: ha habido hasta loeutorios de re- ligiosas de conventos, donde precisamente habia cinco que yo mismo habia dotado para entrar en religion, y en uno de los euales habia yo pagado obras de conside- racion, en cuyo 4mbito resoné:el eco de la calumnia, diciendo que era mentira que el Obispo hubiese hecho en la Habana ni una-sola capilla.. Esto’ y otras cosas oian almas candorosas, y lo oian de labios que parecia que no sabian brotar sino leche y miel: gqué habia de suceder? Lo que sucedié al fin en noviembre de 1869 en Cadiz; la prision de un Obispo acusado, denigrado, calumniado y presentado por escrito y de palabra ante el piblico y ante el ministro de Ulframar como un usurpador: de lo ajeno, 6 como un enemigo de la Patria. --Y no es lo peor que todo eso haya sucedido, sino que eso sucede hoy y sucederaé en la Habana, mientras la autoridad no tome las medidas sabias que las leyes de Indias han prescrito para aquel pais, y no se dé pro- teccion 4 quien debe darsele, y no se retire el amparo ilegal 4 quien se le ha dado contra justicia, contra de- recho y contra toda ley. Para prueba de esto, basta trascribir aqui lo que por los dos ‘tltimos correos me dicén mi Gobernador diocesatio y mi secretario. Sabido es que, despues de mi repulsa de la Habana, me fui 4 Nueva-Yorck;donde me hospedé en Saint-Ni- cholas Hétel. Cinco dias estuve en 6! , donde recibi las visitas del Sr. Arzobispo, su Sadietaris y varios sacer— dotes, la del Sr. Ferrer de Couto, y las de dos espaiio— les mas, todos sugetos muy dignos. Pero tambien me vino 4 ver una sefiora joven, natural de la Habana, y su padre, 4 quien conocia hacia atios. Esa sefiora vino
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz