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106. cion’un pliego muy abultado, y lo abri: con sorpresa vi que era un cuaderno de unas treinta paginas de letra menuda. Empecé4 leerlo,y4 las dos paginas vi que era una critica*burlesca de mi primera Pastoral : pasé unas cuantas hojas, y encontré donaires picantes y pro- posiciones absurdas ; y sin pasar adelante, no pude ‘maeaiee de reirme, al considerat cuanto tiempo: shabie em- pleado el autor en escribir necedades y en meterme iedo. «Vaya! dije: ;Leoncitos & mi?» Lo hice peda— z08 , y mandé que lo rr a donde merecia , al fiego. Era un nunca abies d recite schon por el estilo; pero los autores supieron pronto que no les hacia gran caso, y entonces concibieron la idea de publicar libelos y libelos por la prensa. El primero fue en mayo de 1867, y lo hicieron en forma de una Pastoral, como queda in- dicado; el segundo poco despues, Y era una narracion dé mi vida, escrita en estilo culinario 6 tabernario, y unoy otro se daian de puerta en ptterta, como si fuera pan bendito; tambien se enviaron 4 las comunidades religiosas, y hubo una, en la cual su presidente lo iba 4 mandar leer 4 la hora de comer, 4 no haber que- rido ver de paso sobre qué materia trataba la Pastoral apocrifa. Cesaron los libelos hasta que en 1868 viracis el que llevaba pot epigrafe Hi Obispo de la Habana, publica- do en Madrid en noviembre con las particularidades (ae referiré ahora. Hallabame yo un dia en mi casa quieto y tranquilo ocupado en escribir, cuando mi ca- pellan me anunci6 la presencia de un hombre que, de= cia tenia precision de hablar conmigo, para hacerme sa- bedor de cosas muy graves que me interesaban mucho. Le dije que pasase, y se me presenté un joven de unos treinta afios, quien me dijo quién era, y me esplicé cuales eran sus ocupaciones. Hablé con mucha exalta—

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