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7 los amigos, ni mucho menos hacer ninguna oficial; verdad es que no tenia obligacion de pagar ni una de este género, 4 no ser que hubiese querido hacerlo con el encargado de érden piblico, 6 con los que me custo- diaron en mi prision. Llegué felizmente al Concilio, y permaneci en Roma hasta fines de octubre del aiio préximo pasado, en que me vine 4 Francia, donde esperé la solucion del sitio de Paris. Una vez hecha la paz entre Prusia y Francia, emprendi mi viaje 4 mi didcesis, saliendo de Paris el 17 de marzo 4 las diez y cuarenta minutos de la noche, es decir, veinte minutos antes de verificarse la revolucion del comunismo. Marché con cuanta presteza me fue posible, deteniéndome en Léndres dos dias, en Liver~ pool una noche, en Boston'tres horas y en Nueva-Yorck . tres dias y medio, y el dia 12 de abril, 4 las once de la mafiana, anclaba ya en el puerto de la Habana el vapor Missouri, 4 cuyo bordo me hallaba. Grande fue’tambien el aparato que se desplegé aqui; al poco vino un jefe de policia 4 poner el buque incomunicado, diciendo que , segun los partes recibidos de los: Estados-Unidos, venian 4 su bordo muchos pape- les incendiarios. Duré la incomunicacion cosa de una — hora, al cabo de la cual recibi érden verbal, en la cual se me decia que no podia desembarcar. Hubo gran mo- vimiento de clero que vino 4 verme: vinieron tambien ~ muchos fieles, y todos unanimes me decian que no per- diese tiempo, y que reclamase contra ese atentado. Asi . . sé@ hizo, aunque en vano. El dia 15 del mismo emprendi mi viaje de regreso

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