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( LXII ) hlereriendo por ella la excomulgacion del Santo Padre, lanzada desde Montefiascon en 9 de noviembre de 1282 y no levantada hasta la hora de su muerte, acaecida á los 8 de noviembre de 1285, á los 46 años de su edad. Y á parte de estos lunares, que lo son siempre en un per- - s·onnge que ba de ofrecerse corno ejemplo en un monumento, la adop– cion del nombre de Plaza de D. Pedro III, no ofrece el grave inconve– nienfo ·.de· espíritu de provincialismo, que demasiado por cierto se nos achoca á los catalanes? No es lambien aquel nombre un re– cuerdo de nuestras injustas conquistas, de esa usurpacion á mano ar– mada, propia tan solo para canonizar el derecho del mas fuerte y ente– ramente combatida por la civilizacion moderna? Y no fuera u_n insulto p,ara. los sicilianos, el erigir un monumento dedicado al recuerdo de su esclavitud en la edad media ( 54 ), almismo tiempo que se están batien– do heroicamente para sacudir el yugo del rey de Nápoles, para recobrar su independencia? Proyer;ío D. - U na de las épocas mas gloriosas de nuestra histor~a es sin disputa la del reinado <le los Reyes Católicos, D. Fernando V y Do– ña Isabel I. En su tiempo fueron arrojados los Moros de Granada y lue– go de toda España; se conquistó Nápoles; se reunió Navarra á la coro– na de Castilla; se sujetaron las Islas Canarias; se descubrió el Nuevo– Mundo y principió su conquista; y por muchas cii'cunstancias difíciles de reunir, aun en una lar;a serie de siglos, tuvieron estos Monarcas la suerte de ver establecida la Imprenta en España, invencion que ha da– do al entendimiento humano el movimiento prodigioso qúe hoy admira– mos. El descubrimiento del Cabo de Buena Esperanza por Vasco dé Gama, pertenece tambien á la rhisma época ; y si este descubrimiento hubo de dar un golpe mortal á las ciudades mercantiles del Mediterrá– neo, por haber fijado otra direccion á las. riquezas de Oriente, unido al de la América, produjo los mas grandes acontecimientos que cambiaron la política y la faz mercantil del mundo. El largo reinado á que nos re- ( 54) Los Aragoneses libraron á los sicilianos de la exclavitud ele los franceses ; pero el cambio de amo les fué poco tiempo ventajoso.
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