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( LXI -) .una noticia del mismo manuscrjto en el primer tomo de la Coleccion de viages de los españoles en los siglos XVI y xvn y ahora poco·; y en esta misma ciudad, lo publicó en sJs Calen,darios el siempre estimable D. Juan de Zafan. Todo lo cual prueba que el autor de la Explicacion ignora nuestra literatura, cuando ha tenido que acudir á un periódico extran- . gero para procurarse tal noticia. Pero dejando á un lado esta ignoran– cia, que lo es siempre en quien escribe, nos parece que el nombre de Plaza de .Blasco d1 Garay, si bien recuerda una invencion que honra mucho á su autor y á la España, ·no se refiere á un hecho que sea com– parable con otros muchos mas grandes que nos presenta nuestra histo– ria. A mas de que es demasiado cierto por desgracia, que tan bella in– vencion quedó sepultada en el polvo de un archivo, como otras inven– ciones españolas, y que ha sido necesaria Ja repeticion de otros ensayos y por otros inventores para que haya ofrecido en la industria la revolu– cion qne admiramos en el dia. Y en vista de estas reflexiones, ¿podría sostenerse con fundamento, que el;nombre adoptado para la Plaza en es– te segundo proyecto es el mejor que podía escogerse? , . Proyecto C. - Dedica su autor la Plaza á D.. Pedro III de Aragon , llamado el Grande « porque acrecentó su reino con el de Sicilia y por las cosas señaladas que hizo. Asentábale bien el estado Real por ser de h,uena presencia, de cuerpo grande·, de ánimo generoso, muy diestro en las armas, particularmente en jugar de la maza. Eo ganar las vol un– ta.des de los hombres con buenas palabras , cortesía y liberalidad fué muy señalado; etc." ( 53). Circunstancias son todas estas muy plausi– ble~ para la adopcion de aquel nombre; pero no debe perderse de vista .que ]) , Pedro III. fué indudablemente quien promovió secretamente cqn su dinero y por medio del famoso siciliano Juan de Proc.hita, la '49rrorosa matanza <le franceses, conocida con!el:nombre de. Vísperas siCi"– lia~as; que antes de llegar á Palermo , donde le proclamaron rey , pasó á .ÁJrica con sus naves y « robó y destruyó todas aquellas marina.s , » y una desenfrenada ambician de conquista le dominó constantemeate, ( 55) MARIANA, Historia de España, lib. XIV, cap. !Xa
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