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( IV ) '-qiliet'le5 le's ·negaron el genio y capacidad suficientes para concebir un edi– ñcio de constraccion reciente. e< No, dijeron estos eternos panegiristas d~ los extrangeros; !os Arquitectos barceloneses no son capaces para con– cl.'bir una obra tan grandiosa cual la de nuestro pens·amiento ; es preci– so pasar el ·Pirineo y buscar en la vecina Francia quien satisfaga nuestros deseos.·,) Pero cual foélfa consecuencia de tan injusto reproche lanzado contra el--,aber de nuestros Arquitectos? Barcelona toda contextará por nosfuos :- ni la profusion.de adornos ó garambainas empleadas en la fachada y en el Salon de descanso del edificio á que aludimos, ni el •higarrado de los colores, ni el churriguerismo de las esculturas, pu– dieron.deslumbrará los inteligentes. á los conocedores en Bellas Artes; y ·eJ mas si~nificante desprecio vino á hacer justicia á una obra tan de– cantada por los que habian negado Ja pericia en nuestros Arquitectos. Propicia se presentaba la ocasion de dar un solemne mentís á los de– presores del genio de nuestros Artistas, con la ereccion de la nueva fa– chada y demás obras interiores del Teatro Principal; pero el saludable principio de la celebracion de concursos públicos para esta dase de obras, 110 se babia aun reconocido por ninguna de nuestras corporaciones; y la del Hospital de Sta, Cruz, que por la santidad de los intereses que le están confiados, ma(que ninguna otra debía buscar lo mejor y lo mas ·económico, hU}'Ó de aquel principio y encargó la realizncion de su pro– yecto á una sola persona ..... El resultado fué consiguiente y lógico: los enemigos de la gloria de nuestros Arquitectos establecieron un paralelo entre las dos obras; y atribuyendo á la gener&lidad , lo que era peculio de uno solo, la buena opinion de aquellos profesores hubo· de experi– mentar un terrible golpe, pero golpe injusto é inmerecido. Estos dos ejemplos tan fatales para las Corporaciones que lamentaron 'SUS consecuencias, debieron servir sin duda de leccion elocuente á nues– ira Municipalidad, pues separándose enteramente de la marcha hasta entonces seguida por la mayoría de Ayuntamientos, que la habían pre- 0cedido', trató de inaugurar una nueva era para el progreso de la Arqui– tectura _monumental, casi del todo olvidada entre nosotros; y resolvien– :do la eelebracion de un Concurso público para la presentacion del pro– j¡ecto de una plaza en el local que fuédeP. P. CapuchinosdeestaCiudad,
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