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- 66 - l No s•ria un contra sentido asesorarse de peritos en el arte y luego no adoptar al pié de la letra el parecer de los mismos? Y si tales fuesen las condiciones que se impusiesen a los censores , lo que conforme ló hemos dicho, no debe temerse del buen deseo de nuestro Ayuntamiento, ha– bria persona alguna que quisiese admitir aquel penoso cargo? Se ballaria un solo facultativo que quisiese cargar con la responsabilidad moral y -cientifica que sobre él pesaria, si la eleccion municipal no estuviese en armonía con el parecer censorio? Lo repelimos : no llegará este triste ' caso, porque ni lo permitirá la imparcialidad de los SS. Corregidor y Concejales, ni fuera posible hallar censores que debiesen estar espueslos á verse desairados en su dictámen. Pero á pesar de esto , creemos que hubiera sido mas acertado consignar esplícitamente en el programa: 1. 0 que el dictámen censorio será la µoica guia que tendrá el Ayuntamiento para emitir su fallo; 2. • que dicho dictámen será razonado y se publi– cará en los periódicos. De este modo se cerraban enteramente las puer– tas á la maledicencia y se ofrecian las mejores garantías de imparcialidad y justicia. Prosigamos. » El autor del plano que será preferido, á mas de esculpirse su nombre ,en el monumento~ podrá si gusta inspeccionar la obra sin pretender por es– -to retribucion alguna ~ para que se haga con sujecion á su pensamiento aprobado , bien que la direccion será del arquitecto 6 maestro que respecti– vamente _designen los dueños del terreno sobre el cual se construya: y ade– más recibirá una medalla de tres onzas de oro con el nombre del mismo au– tor y una inscripcion que manifieste el objeto del premio; y á los 2, 0 y 3. 0 $e le entregará una medalla de plata á cada uno igual á aquella. En la atenta exposicion que elevaron varios arquitectos al Ayunta– ,miento se pedia entre otras cosas que el autor del proyecto puesto en ,primer lugar fuese el director de la parte pública de la obra , por la ób– ·via razon de verse quizás estropeado su pensamiénto, si la direccion se confiaba.á otro facultativo; pues es bien sabido que cada autor tiene su -estilo y que á muy pocos es dado amoldarse al de un estraño. En el pár– 'Tafo que acabamos de copiar, se establece que cada propietario tendrá ·su director en la parte de la obra que atañe al público, lo mismo que •en la privada , pero bajo la voluntaria y gratuita inspeccion del autor

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