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- 19 ~ hubo otro que fué de los mejores Reyes (i)', y sin embargo, el ser que– brantadas por él las franquicias de Barcelona impulsó al conceller Fiva• ller á dar el tremendo paso que ha sido perpetuado con justicia por un Ayuntamiento de nuestros dias. Y no fuera altamente ridículo que en el monumento hacedero se eternizase el nombni de un monarca, deprimido por la eGgie de Fivaller:, erisida por el susodicho Ayuntamiento? Lós mismos inconvenientes ofrece la adopcion del nombre de los Con• celleres, por la razon de que abrazando su institucion muchos siglos; comprende tambien épocas de alabanza y de vituperio. Y con efecto, fuera necesario no estar versado en la historia de Barcelona, para igno– rar que en los tiempos de aquellos n1agistrndos hubo rebeliones escan– dalosas que Causaron males sin cuento en el pais, y que por lo mismo se– rian muy impropias para recordarlas en union de los nombres ele quie– nes las promovieron y fomentaron. Pero si los nombres de Dinastías enteras ó de Corporaciones que ha– yan durado siglos ofrecen los infonven"ientes que acabamos de ver, los de hechos que abrazan toda una comunidad ó nacion 1 son en nuestro - concepto los mas propios para bautizar con ellos los sitios y edificios pú– blicos y con especialidad los monumentos. Y la razones bien óbvia; un hecho nacional, interesa á todos los moradores de la nacion, pues todos participan de la glorió y lustre que aquel hecho recuerda ó .simboliza; á mas de la ventaja·qne en sí lleva de ser vulgar y por lo mísmo c.ono– cido de todos; circunstancia de que carece~ los hechos particulares ó aislados, solo impresos en la memoria de los homhres ilustrados, es de– cir, del menor número en todos los países del mundo. Hechos .gran.des y célebres nos tr;osmite la historia catalana digqos ·· de loa eter~a; pero en su adopcion qcedáran tal vez heridas ciertassqI, eeptibilidades, lo que debe siempre evitarse, y mas. cuando se tr•I,.,~~. · monumentos que han de hallarse perennes .á la espectacion r"'"'·"~•,•+lf'' falta tampoco en las páginas de &quella el relato ¡Je las .hazañas .y, .zas, del sabery ·virtud de un sin número de sus bijos, dignps:d,e,,,g mármol y el bronce á la posteridad lo transmitan; pero q~jé ·· ( i) D. Fernando I, el Juslo,

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