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má - mal, ledixó ua vez las palabras Gguientes, | _deCantalicio. CaP.34: . 31 i Ifofo; éf que no folo fe obrú la falud del cú- erpo, linojuntaméte la del alma. Tomas Mi- nerberro, Procurador general del parrimo- nio Apoltolico , caminando delde Roma á Viterbo, cayó enfermo decalenturas, y fe le . agrayaron porelcamino de tal manera ,que apeñas llegó ¿la Ciudad, quandojuntan dole- lesotras enfermidades,conviene á (aber, gar- rotillo, palpitaciones del corágon, aptiero del pecho, y defmayos continuos, le pulieron en rie[goconocido de muerte. Y aun no era eto. lo más peligro(o, fino que avia tanto efpacio de tiempo, que dexava de confeflaríe, y avia. cometido en el interim tan graves culpas que - €ltava ya remitado en aquella de(dicha, y co- - mo [ucede ordinariamente, in difpoficion pa- - E8diruopaffod buílcaría Bien. Oprimianle - ambas enfermedades , del alma,y del cuerpo: - Y Aaque para la [egunda deleava hallar me- - dícina; y la bultavacon toda folicitud, de la primera cuydava muy poco, y Giendola de mayor peligto,no tratava de remediarla, Ung' uget entonces devota, llamada Lucia, de la Ordentercera de nueltro Seráfico Padre, 4 le avia encargado de curarlo , y aMftirle en el Fomas, quando nos faltan los remedios hi. manos, hemos de yalernos de los divinos; ME 22 qu —— e . y o. A A e a a pj Pu o go A
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