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pe, PE | más libremente en busca de mis sensuales deleites. ¡Oh cuántas ve= ces, bien mio, llamásteis á las puer- tas de mi alma con muchas inspi- raciones, y os despedí de mí! ¡Oh cuántos infiernos merecía! Pero¡oh dueño mio! que aunque reconozco . ser grande mi grosera ingratitud, reconozco tambien, Señor, ser mucho mayor vuestra misericordia y pie- dad. A ella apelo, Dios mio, y os - suplico humildemente me perdoneis y deis gracia para que en estos nueve dias acierte á reformar mi vida obedeciendo vuestros preceptos, y segun ellos gobierne mis opera ciones todas. Amen. Deprecacion á María Santisima. Y Vos, Virgen purísima, piadosa -—medianera entre Dios y los hombres, - por quien se juntó el Cielo con la