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3 A A A ee Pacem habete et Deus pacis erit vobiscum, S. Paul, ad Phi lipenses. : Amad la paz Vs. PP. y hermanos mios, y el Dios de la paz , estará con vYOsolro3. Principié mi Sta. visita. d vosotros anunciandoos los fru» ; tos dulces de la amable y necesaria paz, y cen ella voy ; á concluirla, y despedirme por esta vez de vuestra apres ciable compañia. Me parece he acreditado la verdad de mis promesas en la afabilidad en mi trato, en la dulzura en preguntaros, y en la fidelidad en mi prometido secreto: en fia os he evidenciado con palabras y acciones que os amo á to- dos en las entrañas de Jesucristo como á mis queridos hijos, que mis deseos y mis designios , son que el santo amor, la mutua union se aumenten y estrechen, que la Sta. pas se incremente y arraigue en vosotros, para que caminan= do constantes por los caminos de la: observancia puntual de la seráfica regla y santas constituciones seais objetos amas bles y edificantes á los Angeles y á los hombres para' ma= yor honra y gloria de Diós N. $. y prosperidad y honor de nuestro Trono y patria. ¡Ah! Cuán feliz, cuán dichosa es aquella familia, aquel Convento donde reina la verdadera y amable paz! los res ligiosos viven alegres , contentos ,- se aman tiernamente ,' se sufren sus genialidades, se toleran sus flaquezas, se sita ven en sus necesidades, y aunque de diversos pueblos, de diferentes talentos, de genios contrarios, de educacion y familias desiguales, todos viven unidos, hermanados, to- dos son de unos. mismos sentimientos , así como: son de una misma profesion, tienen un mismo abito, un mismó Convento, unos mismos alimentos, unos egercicios , y un mismo y solo Dios. ¡Qué sociedad tan feliz! ¡qué Comu