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to lices , seremos amados de Dios y de los hombres , tendre» mos paz con nuestro Dios, y con nuestros prógimos, en virtud de nuestra conducta virtuosa, y doctrina santa con que les edificaremos: que es el segundo medio que os propuse. No dudo Vs. PP. y hermanos mios parecerá á:ala gunos que estrecho y exijo demasiado para conservar la paz con Dios y con los prógimos ; pero no soy yó , son las cir cunstancias tan críticas en que existimos. Hagámonos car- go que vivimos en unos dias aciagos, en los que.se ha res- friado prodigiosamente , ó mas bien casi apagado el fuego santo de la amable caridad , de aquella caridad benigna, ingeniosa, compasiva que en los tiempos de nuestros ma= yores sabia disculpar las acciones aun positivamente malas con la falta de reflexion, con la preocupacion ó la exál= tación furiosa de las pasiones; y en los presentes abunda asombrosamente la malicia mas refinada, y las intenciones mas filantrópicas y crueles, que aun las acciones - buenas y de suyo indiferentes, las echan á la peor parte, y las pintan con los colores mas negros y odibles. He aqui por- que estamos obligados , ahora mas que nunca, á proceder con tal vigilancia, con tal irreprensibilidad en nuestra con= ducta, que nuestros contrarios , esos hombres ó mas bien fieras , enemigos del Altar y del Trono: esos perseguido res necios del estado monástico , nada puedan notar en 10= sotros que les dé el motivo mas leve para declamar con- tra un estado que todas las naciones cultas y religiosas eonfiesan ha sido siempre utilísimo, y en las circunstan= cias actuales es muy necesario para la defensa , prosperi= dad y- estabilidad de nuestros Altar, Trono y patria es. pañola. Ademas : debemos tener presente que la obligacion de edificar con obras y palabras á nuestros prógimos, nos la impone nuestra seráfica profesion , ella es el fin primario de nuestro instituto: es la voluntad expresa de N. $. P. 6, Francisco; non sibi soli vivire,. sed-et aliis proficere. Es ima