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los Reyes Padres juntaron con un cora- zon grande y digno de nuestro Imperio, un corazon mas humano y Compasivo, que aun aquellos mismos que nacen pa- ra obedecer. Su inclinacion 4 hacer bien, no se ciñó solamente al recinto de su casa : su crédito, y su bolsillo secreto fueron siem- pre el remedio de los afligidos , hallan- do todos en ellos unos seguros protee- tores ; no se negaban aun á los mas des- conocidos, y la necesidad ó la miseria sí solas eran títulos suficientes para Hogar á hablarles : si el llanto que pro- cede del agradecimiento es el mas segu- ro y sincéro, ¿qué llanto debiera ser, mas general que el qe merece su pér- dida?) 25% La Real dal no Á parecía ape- tecible sino por la proporcion que les daba á hacer gracias; hoy se ven escri- -tos sus favores en los títulos de algunas «le nuestras casas mas ilustres, los que perpetuarán sus preeminencias , us hono- res : los dias de su reynado se cuentan los de sus beneficios, y mas presto se han agotado en nosotros las expresio- nes del agradecimiento , que en ellos las liberalidades. No hay que admirar ,Qque el corazon de