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DIA SEGUNDO. +» 15 comun: estaes la que profesamos : ésta la que aprueba la Iglesia: ésta la que mandan los Concilios: .ésta la que ordenan los Pontífices: ésta la que invencible- mente prueban cuantos autores juiciosos tratan de la vida monástica; pero ésta es tambien la voz que con tanto desagrado y aun con tanto horror ge escucha en algunos monasterios; y aun en otros es imposible su vb- servancia por -haber llegado al estado de suma pobreza, ó extrema decadencia las rentas que anteriormente po- seian, mientras no se tomen otras providencias para rea- lizar un pensamiento tan repetidas veces mandado por los Concilios y los Papas. Entonces si que se encuentran, venéerables Religiosas, pocas dificultades en la obser- vancia de un voto tan dificil. Entonces si que las Reli- losas nada tienen., y todo lo poseen; su corazon no se la por lo que han de comer ó vestir: este pensa- miento importuno no las asalta en la oracion, ni las dis» trae en la celda; á la hora competente tado lo hallan prevenido: de todo usan con moderación, con depen- dencia: libres y expeditas de los cuidados terrenos, sus- piran por los bienes celestiales: su divino esposo Jesu- cristo es todo su tesoro, y su imitacion todo su empeño; la dulce paz del alma las acompaña, la libertad que dá el espíritu de Dios las asiste; y conformes en todo con la voluntad de Dios, pasan tranquilamente la vida, consi- guen una preciosa muerte, y alcanzan una eterna bien» aventuranza, que á todas deseo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amen. *
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