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4 EJERCICIOS ESPIRITUALES. nocimiento de su inexactitud, de las cosas que usa la Religiosa, seria un acto de propiedad ; seria un delito contra el voto de la. santa pobreza, que solemnemente hicieron en presencia de Dios y de los hombres. Este es el espejo puro en que debeis frecuentemente miraros, Yo bien sé que hay no pocás Religiosas que se ven en él como verdaderas pobres de espiritu, á quienes está pro- metido el reino de los Cielos. Religiosas de un corazon grande y generoso, que elevándose sobre todos los bienes oaducos y perecederos, los reputan como estiércol por ganar á Jesucristo: que sufren con paciencia, ño-solo la penuria y escasóz á que han llegado muchos conventos, slno que se alegran y dan gracias de padecer ham- bre y sed por Jesucristo: Religiosas á quienés la ex- tremada pobroza de su monasterio no les suministra la suficiente comida para vivir, ni él preciso hábito para onbrir su desnudéz: sí Señoras, yo las he visto alegres y contentas seguir las pisadas de Jesucristo, que nació pobre en un pesebre; y murió pobre en una cruz. Pero tambien debo decir en obsequio de la verdad que hay Religiosas que convendria imitasen á Santa Te- resa, cuando miraba la celda, y desterraba de ella todo aquello que no era preciso y necesario: hay monasterios en que no sé dá la profesion á las Religiosas, sin que sus padres y parientes hagan primero escritura en que las aseguren un vitalicio ó renta diaria; que es lo mismo que conceder propiedad á las Religiosas en el mismo dia que votan solemnemente la pobreza: hay monasterios ed que precisan á las Religiosas á comprar la celda, si quieren vivir en ella, demostrando con este hecho tan injusto que todás sus Religiosas son propietarias, pues compran la celda Cbn su dinero propio, que no es del vionasterio; ó si era del monasterio el dinero y tambien la celda, que él se compraba á si mismo lo que ya po- sein: hay monasterios.... pero no nos detengamos mas. Kstos y otros abusos se remediarian con solo la obser- vancia de esta voz: Vida comun, vida. perfectamente