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49 EJERCICIOS ESPIRITUALES. clararle por el verdadéro Mesías, señalarle con sú mismo dedo, congregar sus discípulos, para allanar los cami- nos á los endurecidos judíos, y que llegasen á conocerle y amarle: en suma, admirados los escribas y fariseos de una vida tan santa, de una conducta tan extraordina- ria como irreprensible, le enviaron una solemne emba- jada, para preguntarle quién era: Zu quí es? ut res- ponsum. demus his qui misserunt nos. ¿Quién eres, hombre singular y maravilloso? le preguntaron. ¿Eres por ventura el Mesías prometido en la ley, y-los Profe- tas, que há tantos siglos esperamos? ¿Eres.acaso Elías, ó6 alguno de aquellos grandes Profetas, que Dios ha en- viado al mundo para su remedio? Tu vestido, tu ali- mento, tu habitacion, tus costumbres, tus palabras, todas tus obras llevan consigo un no sé qué de singular y extraordinario, que nos llena de admiracion. Dinos, pe quién eres, para que demos razon de tu persona á 08 que nos envian á preguntarlo: Zu qui es? ut res- Ponsum demus his qui masserunt nos. Nada extraño se- ria, vuelvo á decir, que Lo os hiciese la misma pre- gunta. Al miraros separadas del mundo, apartadas del trato de los del mundo, y abandonando con un valor he- róico “Vilestra pátria, vuestros padres, .AMIZOS y parien- tes, vuestras riquezas, placeres, y todos los demás en- cantos del mundo, vivir abismadas en el desierto de este monasterio, con unaconducta singular y diferente de las personas del mundo, ¿qué extrañeza podria causar á nudie el que yo preguntase como los de Jerusalem al Buutista: Zu qui es? Quién sois, decidme, para que pueda dar razon de vosotras á los que me han enviado á preguntaros? Bien: creo yo, Señoras, que así como el Bautista no respondió que era el Mesías, ni Elías, ni Profeta, ni más que Profeta, ni Angel, ni Precursor del verdadero Mesías ,sino que ocultando con profunda hu- mildad estas grandes prerogativas , respondió solamente por el destino que le habia dado la divina Providencia: por