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DIA PRIMERO. 29 criados maldieiendo la avaricia ó la dureza de sus amos: superiores abrumados con la pesada carga de sus minis- _terios: inferiores deseando con una ansiosa inquietud los puestos mas elevados: ricos acumulando dineros con afan, guardándolos cón avaricia, y gastándolos con do- lor: pobres lamentando su desgracia, y viviendo in- quietos y desasosegados por su miseria: aquel enfermo mudando de clima, variando de pueblo, pensando hallar en otro su restablecimiento, y encontrando en todas par- tes que sus dolores le acompañan , Su enfermedad sigue, y él no muda de naturaleza por mudar de habitacion: el otro pretendiente fatigándose en la Córte por muchos años, é incomodando á todo el mundo por abalanzarse á algun empleo, creyéndose felíz si le consigue: al fin se presenta.una vacante, pone en movimiento todos los resortes del valimiento, recomendaciones, cartas, visi- tas, regalos; nada perdona para ir á su fin: le consigue, se coloca; marcha á su destino; pero apenas empieza á someter los hombros al trabajo, halla fatiga en vez del descanso que esperaba, desabrimientos en lugar de ale- grías, pesares en vez de gustos y satisfacciones. ¡Oh triste situacion la de los mortales! Señoras, ¡qué in- gratitud tan reprensible seria la vuestra, si al ver sumergidos en el borrascoso mar de este mundo á tan- tos miserables, no exclamáseis como los Israelitas, cuando delante de sus ojos quedaron ahogados en el mar Rojo Faraon, sus soldados, sus Carros, sus caballos, equipajes y tiendas; y ellos pasaron á pié enjuto por medio de sus aguas : Quis simalis 1 ibi in fortibus, Do- mine! ¿Quién será, dijeron, semejante á Vos, ¡oh Señor! en la fortaleza? Magnífico sois en la santidad , terrible en vuestro poder. Nosotros cantamos vuestras alaban- 7as, porque nos preservásteis de la ruina en que pere- cieron nuestros enemigos. Ved ahí los virtuosos efectos de alabanza, bendicion, culto y reverencia en que ha- beis de prorumpir mirando á tantos infelices envueltos en las tinieblas del mundo, expuestos á los peligros del