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350 EJERCICIOS ESPIRITUALES. Dios de la magestad, de la justicia y de la misericordia. Mientras existia el alma unida á su mortal cuerpo, se hajlaba adornada de una libertad absoluta con que po- dia realizar la: yerdad de su estado religioso, el mérito y el provecho de su estado religioso, y la perfeccion y san- tidad de suestado religioso; y podia tambien abusar de las gracias, de las ventajas y admirables proporciones de su estado religioso; pero separada de su cuerpo, la es preciso comparecer en el tribunal de Dios para dar razon del cumplimiento ú omision de sus grandes obligaciones. No hay efugio: San Pablo nos intinta esta órden del Señor, la razon natural la dicta, la religion la enseña, y todos la confesamos; Statutum est hominibus semel mori; post hoc autem Judicium. No podemos negar que en esta vida hemos experimentado magníficamente dadivosa la divina misericordia : ella nos separó de los peligros del mundo, ella nos desenredó de las falsas máximas del mundo, y ella nos suministró innumerables medios para conseguir el Cielo: ilustraciones, avisos, gracias, sacra- mentos, libros, padres espirituales y buenos ejemplos. Forzoso es que en la otra vida experimentemos también la rectitud de la soberana justicia, sobre el uso ó el abu- so que hubiésemos hecho de sus dones, y que le demos cuenta en su terrible juicio de toda la série de nuestra vida, sin haber obra, palabra ó pensamiento que deje de presentarse en aquel formidable exámen. ¡Pensamien- to triste, pero necesario! Reflexion tremenda, que hor- rorizaba al grande Arsenio, que hacia estremecer á San Hilarion, y obligaba al irreprensible Job á pedir á Dios que le escondiese en las entrañas de la tierra, y no le precisaso á comparecer en su juicio; porque ninguno, de- cia el Santo, podrá en él justificarse si no usa el Señor de sus antiguas misericordias. Pero, venerables Religio- sas, por mas triste y pavoroso que sea este pensamiento, ¿deja de ser del todo verdadero? Porque nosotros le omitiésemos en estos santos ejercicios, ¿dejaria él de ser un dogma de nuestra 16? Vamos, pues, á presentarnos en