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DIA DECIMO. 347 la adornan?... Cuando se alaba oportunamente á alguna persona, porque así lo pide la ocasion, ¿hemos guardado silencio, dando por él que recelar á los circunstantes?... ¡Terrible pecado es la murmuracion, pues tambien se co- mete sin mover la lengua! ¿Disminuimos con nuestras palabras las buenas cualidades de aquella Religiosa, por- que no es de nuestro genio, de nuestro partido 4 nuestro humor?... ¿Alabamos á alguno con un tono burlesco, irónico, y lleno de desprecio?... ¿Escuchamos con gusto la murmuracion?... ¿La impedimos como debiamos, ó la fomentamos con nuestro consentimiento?... Verdadera- mente es vana la religion de la que no refrena su len- gua; y es sólidamente virtuosa la Religiosa que no peca con la lengua. ¿A cuál de estas dos clases pertenecemos nosotros?... Examinémoslo bien, si nos queremos salvar. MEDITACION SEGUNDA. Como con el amor todo se vence, Considera, alma mia, para entender las grandes fuer- zas del amor, estas admirables palabras de San Pablo: ¿quién nos separará de la caridad de Jesucristo” ¿Por ven- tura la tribulacion, la angustia, la hambre, la desnudéz, el peligro, la persecucion ó el cuchillo? Estoy cierto, decía el Santo, que ni la muerte, ni la vida nos podrá apartar de la caridad de Cristo. Ved ahí como San Pablo enseña que el amor es mas fuerte que la muerte. Ved esa misma doctrina predicada y sostenida por millones de mártires en quienes el amor de Dios triunfó de los tormentos mas horrorosos y de las muertes mas atroces. ¿Qué vence la muerte? Venceá Reyes, Príncipes, Emperadores y Papas: vence á los guerreros mas famosos, á los sábios mas ¡lustra- dos, á los políticos mas finos, y á los ricos mas poderosos. ¿Pero qué es todo esto para las invencibles fuerzas del amor? Él venció al Rey de los Reyes, al Criador de los Príncipes, Papas, y Emperadores; al que sacó de la nada á los sábios