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DIA DECIMO. 343 DIa DÉCIMO POR LA: MAÑANA, MEDITACION PRIMERA. Que Dios nos manda amarle por honrarnos. Considera, alma mia, lo que haces cuando amas, y advertirás que mas estás en donde amas, que donde ani- mas. Cuando amas el mundo te haces terrena y mun- dana: cuando amas el Cielo te haces celestial: cuando amamos los placeres de los vicios nos hacemos viciosos: cuando amamos las virtudes somos virtuosos. Todo lo que existe es Criador ó criatura; porque todo lo que no es Dios es obra de sus manos. La voluntad ha de amar una cosa ú otra. Si no amamos á Dios en sus criaturas, sino á estas sin referencia á Dios, mudamos la gloria del in- mutable Dios en semejanza de imágen corruptible de hombre, ó de aves, cuadrúpedos y serpientes. ¡Qué ce- guedad y qué engaño. amar el alma lo que la envileco, lo que la degrada y deshonra, por ser cosas muy infe- riores á: ella, y nada dignas de su amor! Dios lleno de bondad, y compadecido de nuestro error, nos manda que le amemos para honrarnos y ennoblecernos, haciéndonos sus herederos, sus amados hijos, y que llevemos en: nos- otros mismos el distintivo honorífico de sus predestina- dos, que es gu santo amor. Este es aquel tesoro preciosí- simo que halló el Negociador evangélico en el campo, y dió todo lo que tenia por comprarle. Á este precio quiere venderle el Señor. Es menester renunciar todas las cosas

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