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DIA, NOVENO. 327 jas pudiendo enseñarlas en el locntorio?. .. ¿Hay destina: das algunas ancianas para que acompañen á, Jos que entran con verdadera necesidad y licencia?... No'nos en- gañemos en un punto tan delicado como. la clausura, Po- cos defectos se! pueden cometer contra ella que sean le- yes. Examinémoslo bien. MEDITACIÓN SEGUNDA. Que. el amor de Dios es vida, de ayestra alma. Considera, alma, mia, que si Dios nos manda amare para, que, vivamos, el amor es indubitablemente vida de nuestras almas. Pocas 6 ningunas cosas aman mis Los hombres que Su propia yida. Por conservarla se abstiene el: enfermo de, Jos. manjares mas sabrosos, toma las medi cinas mas desabridas y amargas, permite que, le saquen la:sangre de.Sus.venas,. y Jlega.á condescender 4 que le corten la mano, el brazo $ el, pié, ¡por ¡conservar el todo. Cualesquier trabajos, por grandes que, sean; sufre, el hombre por vivir, Los yiajes, mas dilatados hasta los Pér- minos, de la figrra, las. mayegaciones mas peligrosas hasta los fin es de, los mares. las tareas ¡y. oficios, may fatigosos, todo.lo . emprende, 4 tódo se arroja, por conseguir una yida menos, penosa que la que experimenta; mnumerables veces; se burla. Ja desgracia de Jas mejores, ideas de los hompbres: «i¡naumerables: yeces; quedan sin. premio unos trabajos, tan. dilatados. y, continuos: innumerablés veces experimentan que todas sus fatigas se las llevó el viento y desaparecieron con sus esperanzas, ¿Y.por la yida eterna qué hacemos? ¡Oh trastorno, de ideas digno de llorarse con lágrimas de sangre! Si tanto amamos:la vida del cuerpo, ¿por, qué. no amamos mas la del alma? Si, tantos afanes tomamos por conservar la vida del cuerpo, y pro- curarle alguna comodidad, ¿cómo no hacemos siquiera otro tanto por. gozar la vida eterna y bienaventurada de nuestra alma? Esta es permanente, aquella transitoria; esta
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