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18 EJERCICIÓS ESPIRIFUALES. pecado de sacrilegio, y si en este estado llegamos á co- mulgar, comemos nuestro juicio y condenacion. Doe- trina de fé, doctrina cierta é incontrastable. ¿Pero cómo se observa esta doctrina?... ¿Cuántos pecados de sober- bia, cuántos de envidia, cuántos de pereza que jamás se han confesado?... ¿Cuántos pecados que han cometido los prójimos por nuestra culpa, por nuestras palabras mordaces, picantes y lascivas, por nuestros pasos artifi- ciosos, por nuestro vestir indecente y provocativo, por nuestros cuentos y cantares deshonestos? ¡Ay Dios! ¿Cuánta falta de atencion en las misas, de reverencia en los templos , de respeto á los sacerdotes, de aprecio á los sermones?... ¿Qué cuenta daremos de las ilustracio- nes de Dios á que no hemos atendido, de tantos libros espirituales 4 cuya leccion no nos hemos aplicado; de tantas amonestaciones y consejos á que no hemos obe- decido?... ¿Qué exámen hemos hecho sobre los preceptos de la santa ley de Dios, sobre los mandamientos de la Iglesia, sobre las obras de misericordia, sobre los peca- dos capitales, y demás obligaciones de nuestro estado, con todas sus circunstancias, sá número y gravedad ?... ¡Oh Santo Dios! ¡Qué lleno de horror y confusion miro todas mis pasadas confesiones! Yo ciertamente veo la necesidad que tengo de hacer una huena confesion ge- neral. Obedeceré:al Profeta Jeremías, que me encarga para esto la soledad y el retiro: Sedebit solitarius, et tacebit (1). Me apartaré del estrépito del siglo, dejaré por este tiempo las ocupaciones terrenas, y retirado en soledad , llamaré á cuentas todos los dias de mi vida , con amargura y dolor de mi afligido corazon. Imploraré para esto los divinos auxilios, me encomendaré devoto á la inmaculada Reina de los cielos, pediré la asistencia de mi Angel Santo, y hecho juez riguroso de mí mis- (1) Thren. cap. 3,

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