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262 EJERCICIOS: ESPIRITUALES. Señor, ayúdame: «Dios mio en tu: santo nombre: hago esto, sálvame. Con estas preciosas palabras empezaban el dia, pronunciándolas les cogia la noche; con éllas :se dormian,, con ellas despertaban,:y estas eran lás que mas frecuentemente pronunciaban,. Véd por qué medios lle- garon á. la perfeccion de la. vida. monástica, que. ahora tanto nos confunde. Ellos dirigian, encaminaban y ofre- cian á Dios todas sus obras con la mas pura intencion: ellos aumentaban y. multiplicaban:su mérito haciéndolas por motivo de muchas virtudes; y ellos, finalmente, unien- do.sus pequeños méritos á los méritos. infinitos de Jest- cristo, los hacian muy grandes y muy perfectos...Por' la Puros de intencion que dirige, «aumenta y. perfecciona as obras buenas, y hace buenas Jas indiferentes, llegá- ron á serel espejo de la y: da monástica, ejemplar dé todas las virtudes, asombro del mundo, gloria de la naturaleza humana, terror de los demonios, asombro de los. fieles, espanto de los hereges, y perfectos imitadores de Jesu- cristo. A ellos podemos aplicar estas admirables palabras de David: Dies pleni invenientur in eís: que. todos los dias de su vidase hallaron, no vacios, no sin mérito, no sin frutos, sino llenos de virtud y santidad. ¿Hasta qué punto de desdichas llegarán las Religio- sas que no caminen por estas sendas, ni sigan estas hue: llas que no dejaron los hombres de Dios, queen los si- glos pasados nos precedieron? ¿Podria darse: désgracia mas lamentable que experimentar todo el.pesó de la vida monástica,-sin. el alivio y el mérito de la pureza de in= tencion? Seríamos en tal caso mas miserables: que todos los demás: mortales: ellos si sé coidenaban, habian te= nido en la yida ciertos placeres; riquezas y comodidades de que nosotros hémos cárecido: ellos si se perdian seria despues de haberse derramado en los desórdenes que tanto apotecen los sentidos; pero. que nósotros nós perdamos por ciertos respetillos de nada, por ciertas condescendencias con las criaturas, por ciertos honorcillos de ningura exi- tidad, por referir á nosotros las obras que debemos ofre-