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256 EJERCICIOS ESPIRITUALES. la primera y segunda tentación con que Je acometió el demonio en el desierto y en el templo, volvió tercera vez el enemigo antiguo á la batalla, y colocando al Señor sobre un monte muy alto, y mostrándole en vision to- dos los reinos del mundo y la gloria de éstos le dijo: yo te haré dueño de todas estas grandes cosas: solamente exijo de tí, que te postres en mi presencia y me adores, Entonces el Señor revestido de magestad y entereza le respondió: apártate de mí, Satanás. Escrito está en los santos libros: al Señor Dios adorarás, y á El solo servi- rás, Ved ahí, venerables Religiosas, el triunfo de Jesu- cristo contra el demonio: la remocion de los impedinien- tos de la virtud, y la mas bella instruccion que podemos apetecer para lograr la pureza de intencion: Dominum eum. tuum adorabis, et ¿li soli servies. Dios nuestro Señor es nuestro Criador que nos sacó de la nada en el seno de la verdadera fé, pudiendo habernos criado en medio de la infidelidad, en el mahometismo , ó entre los hereges y cismáticos, como crió otras innumerables al- mas que no le habian ofendido mas que nosotros, ni nos- otros teníamos privilegio ó derecho alguno para exigir del Señor, una gracia tan estupenda y singular, Dios nuestro Señor es nuestro conservador, que con su admi- rable providencia mantiene lo que crió en el principio, y á pesar de la sucesion de las cosas, de su pequeñéz y debilidad atiende 4 todas, cuida de todas, y ni el in- secto mas imperceptible que se arrastra por la tierra, ni el pececillo que se esconde en lo profundo de los mares, ni el aye que vuela con velocidad por los aires, ejercen sus funciones sin la anuencia, el consentimiento y la voluntad de este supremo conservador de todas ellas. Dios es nuestro piadosísimo Redentor que con una cari- dad. excesiva y sin límites nos sacó de la esclavitud de la culpa y de la servidumbre del demonio al precio infi- nito de su vida y de su muerte: entregándose el ino- cente, porque no muera el culpado: perdiendo la vida el Señor para que viva el Siervo; y muriendo Dios para que

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