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DIA SETIMO. 253 libres: éramos pecadores, la gracia de Jesucristo, nos hace santos. ¡Oh alma mia, si te vieras cuando estás en pecado, huirias llena de horror por no mirarte tan fea; pero si te vieras adornada de la divina gracia, los Ange- les no te excederian en hermosura! Bendice, pues, al Señor, porque notablemente te ha engrandecido: tiembla de ofender al Señor que tanto te ha amado. Resuélvete desde este mismo momento á emplear todas las potencias en obsequio de tan magnífico bienhechor. Reflexiona que á los Angeles rebeldes no se les concedió tiempo ni gracia para su arrepentimiento, y quedaron para siem- pre abandonados de Dios, arrojados de la casa de Dios y malditos del mismo Dios: á tí te concede el Señor un tiempo de arrepentimiento, te dá una gracia de arrepen- timiento. ¡Ay de ti! ¡Ay de tí, si no procuras acompañar está gracia y aprovechar este tiempo con una voluntad de arrepentimiento! PLÁTICA SOBRE LA PUREZA DE INTENCION., Diverte á malo, et fac bonum. Salm. 33. Apártate del mal y obra el bien. Estas son las pala- bras que el Espíritu Santo nos habla por su Profeta Da- vid en el salmo treinta y tres. Palabras en que con una precision asombrosa nos enseña todas nuestras obliga- ciones: palabras que abrazan todos los preceptos y todas las leyes divinas y humanas, con que Dios y los hom- bres han procurado conducirnos virtuosamente,, No,.lo dudeis, venerábles Religiosas, aquí se contiene la pu- reza de nuestras intenciones, la verdad de nuestras pa-

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