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| f hi A IO AE PETER "URNA - dia pS > pta2h pr A e A Es Ñ 0 l LE | 8 3 ye É y PA 4 DE El FAA A El 3 1 ble! Wi í e MN A 7 248 EJERCICIOS ESPIRITUALES. espiritualidad, su inmortalidad, su eternidad. El hizo en tí un milagroso compendio de todas las perfecciones cria- das. Te dió sér como á las piedras, vegetacion como á las plantas, sensacion como á los animales, y racionalidad como á los Angeles. El te dió una memoria para acor- darte de sus innumerables beneficios, un entendimiento claro y despejado para meditar las obras de sus manos y sus adorables perfecciones, y una voluntad libre para amar con mérito su bondad y aborrecer el pecado. El Se- ñor Dios concedió á tu memoria una capacidad como ili- mitada para contener en su seno los sucesos mas remo- tos, como si los leyera escritos dentro de sí misma. Te dió un entendimiento que se abalanza á medir la altura de los Cielos, la profundidad de los mares , el giro de los planetas, la circunferencia de sus órbitas, la rapidéz de sus movimientos: que indaga la virtud de las plantas, el instinto de los animales, la preciosidad de Jas piedras, la diferencia de los metales: que barrunta el apercibi- miento de los cometas, las alteraciones de los mares, la proximidad de las tempestades: un entendimiento que inventa artes y ciencias, para el socorro: de las necesi- dades de la a y para la ilustracion y hermosura de la naturaleza humana, y se sirve de los elementos para la ejecucion de sus grandes designios. Una voluntad enriquecida de una libertad tan inven- cible que sobrepuja en poder la rabia de todos los demo- nios, el furor de todos los hombres, y la crueldad de to- dos Jos tormentos. ¡Oh, con cuánta razon podemos ex- clamar con el Santo Rey David: venid, 0idmetodos los que temeis á Dios, yo os contaré cuántos beneficios ha hecho Dios á mi alma! Si mirándolos por los que ha hecho en el órdén de la naturaleza tanto nos asombran, ¿Cuánto nos llenarán de espanto considerando los bienes de la gracia? ¡Oh, cuánto debo estimarme! ¡Oh cuántos ven- cimientos debo conseguir de mis- apetitos y pasiones para no envilecerme! ¡Oh, con cuánta liberalidad nos ha enriquecido Dios criándonos á:su imágen y: semejanza!