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DIA SEXTO. 203 lencio. Para conseguir tanto bien, yo deba manifestaros vuestra obligacion en esta parte, y los medios de cum- plirla. Comprended bien esta proposicion : ella contiene toda la materia de esta plática importante. Obligación que tenemos á observar silencio: 1.* parte. Remedios para observarle; 2.* parte. Mi amabilísimo Jesús, que unas veces callando, y atras hablando, nós disteis admirables ejemplos del si- lencio y la palabra, concedednos que sigamos vuestras pisadas usando del dofí de la. palabra cuando conyenga, y observando el santo silencio cuando importe para vues- tra gloria y utilidad de las almas. Esta gracia os padi- mos por la intercesion de vuestra purísima madre María Santísima , con euyo patrocinio deseo mostrar el precioso asunto que acabo de proponer. Primera parte, El Espíritu Santo en el capítulo 32 del Deuteranomio nos manda preguntar á nuestra padre y á nuestros ma- yores. y ellos, dice el Señor, os enseñarán lo que debeis * practicar: Interroga patrem tuum, eb annunciabit hiba: majores tuos, eb dicent tibi. Preguntemos, pues, ver nerables Religiosas, no solo al Evangelio, cuyas pala- bras. ya habeis oido, sino á vuestro Padre fundador de vuestra órden, y á los demás Patriarcas y Santos. de las demás congregaciones religiosas: preguntemos 4 todos nuestros antepasados, y todos nos intimarán la obliga- cion del silencio con sus mandatos, con sus reglas y sus ejemplos. Perseverad en reposo, decia San Antonio Abad 4 sus Religiosos: vivid en el silencio. Poseed en el silen- cio vuestra alma, decia San Efren á los solitarios, com 'servad la virtud del silencio. Callar, decia el Abad Moi- sós, callar es pna de las cosas qué se han de practicar con mas cuidado. Si quieres ser religioso echa un freno á4 tu lengua, decia San Isidoro Pelusiota á un jóven so- lifavio. Todas Jas personas que hacen profesion de pia- AMAR RO A Ei ER dt pp e RA a Pra ps 37 reli TREN ri EI Ro, A
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