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DIA QUINTO. 193 ambas cosas firmes, estables, permanentes y perpétuas. ¿Qué mas quereis que os diga? Hasta el comer, hasta el dormir, hasta el hablar, y el esparcirse ó trabajar, todo está ordenado, todo tiene sus tiempos. Las vigilias, los ayunos, la oracion pública 0 privada, la recepcion de los Sacramentos; para todos estos ejercicios hay tiempos, dias y horas señaladas. ¡Qué facilidad ésta para llegar á lo mas heróico de la perfeccion con la práctica virtuosa de estas acciones comunes! Yo, decia aquelygran maestro de la vida espiritual, San Francisco de Sales, si la divina Providen- cia me hubiera conducido al cláustro, haria consistir toda mi perfeccion en -el exacto y literal cumplimiento de la santa regla, ¿Lo habeis oido, Señoras? Bendecid, pues, las misericordias de Dios sobre vosotras, pues ha querido elevaros á la cumbre de la santidad por medio de las ope- raciones mas fáciles, mas frecuentes y ordinarias en que cada dia os ocupais. No equivoqueis las verdaderas ideas de vuestra perfeccion religiosa, buscándola en cosas ex- traordinarias, sublimes y estupendas. Esto seria una ilu- sion sumamente perjudicial á vuestras almas. La santa regla, las venerables constituciones, los reglamentos, estatutos, y loables costumbres de vuestra comunidad, ved ahí el camino llano, suave, fácil, para la union con vuestro Dios. Lloren los del mundo su triste situacion al verse rodeados de tantos peligros, de tantos escándalos, de tantos vicios y desórdenes: sientan y giman las difi- cultades que por sus ocupaciones y estado experimentan para practicar las virtudes; pero vosotras alegraos en Dios que os colocó fuera de los peligros, distantes de los escándalos, y apartadas de los desórdenes y los vicios: alegraos, digo otra vez con el Apóstol San Pablo, por las admirables proporciones que teneis para la virtud, y que tanto facilitan su práctica. Alegraos... Pero no. Llo- rad conmigo la insensatéz y locura de aquellas pocas Re- ligiosas que se arrojan á los peligros en el locutorio, en la portería, en el trato con las personas que entran en sus conventos ó frecuentan sus rejas: en las amistades E $ $4 mí y i E 4 $ $ 1 wd Va ió
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