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ER z E > o e A 172 EJERCICIOS ESPIRITUALES. desde la elegancia de los vestidos á la indecencia con que en nuestros dias se acomodan al cuerpo: los oidos es- cuchan con la mayor frecuencia las palabras torpes, las adulaciones más linsojeras, y las conversaciones más se- ductivas: las manos exceden los límites del pudor en las concurrencias, en los encuentros estudiados , en las calles y las casas, y en las cartas amorosas: los piés corren apresurados á los teatros, á los bailes, á las romerías, 4 los paseos concurridos, y á mantener las amistades con frecuentes visitas de personas sospechosas. ¡Oh Dios, y qué de peligros en los recuerdos de la imaginacion! ¡En las ideas formadas por un entendimiento corrompido! ¡En los afectos de una voluntad viciada! ¡Cuántas ve- ces se sienta una persona al lado de otra, á quien tiene por un modelo de virtud, y se encuentra en los brazos del pecado? ¿Cuántas espera oir un consejo prudente que la ilustre, y escucha una seduccion maligna que la pre- cipita? Pienso no ser menos prodigio vivir en medio de la corrupcion del mundo sin contaminarse en punto de pureza, que no quemarse dentro del horno de Babilonia. Dad gloria á Dios, venerables Religiosas, y bendecid su santo nombre porque os sacó de tantos peligros, y 08 condujo al asilo de la inocencia, á la ciudad de refugio para los perseguidos en la pureza, á la casa del Señor de las virtudes, á vuestro monasterio, donde los ojós no ven sino cuerpos amortajados, y acciones edificantes : donde los oidos no escuchan sino las alabanzas del Sér Eterno 4 todas horas: donde las manos se emplear en la labor, y en los saludables rigores de la santa penitencia, y los piés caminan al coro, á laenfermería, álas oficinas, y á los demás sitios señalados por la obediencia. ¡Oh vida verda- deramente dichosa, donde los peligros son infinitamente menores, los buenos ejemplos mas frecuentes, las divi- nas inspiraciones mas eficaces, el uso de los Sacramen- tos contínuo, y mas clara la proteccion del Cielo! ¡Oh! Con cuánta razon podeis decir con el Apóstol San Pablo: Seio cui credidi, el certus sum, quia potens est de- Sii AAA ad l i bo