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ip: m0 Ad 4 4 . Pe É de peE 132 EJERCICIOS ESPIRITUALES. natural, teológica, infusa en nuestras almas por Dios en el dia felíz de nuestro santo bautismo: por ella espe- ramos conseguir la bienaventuranza en la otra vida; y en esta, por los méritos de Jesucristo, los socorros nece- sarios para conseguirla. Dios es la suma bondad: Dios es la misma omnipotencia: puede y quiere favorecernos; tiene, pues, nuestra esperanza el apoyo mas firme que demos desear. ¿Examinaos, por tanto, si desconfiais de os socorros divinos, ó de vuestra predestinacion, ha- llándoos sumergidas en tentaciones, oscuridades y per- turbaciones de espíritu?... ¿Entrais vanamente confiadas en los peligros con la persuasion de vuestra firmeza?... Esta no la tuvo San Pedro en la misma noche de la pa- sion del Salvador, aunque á su parecer se hallaba lleno de valor y fervor de espíritu: cómo la tendremos nos- otros llevando una vida tan tibia y casi relajada?... ¿Pensamos enmendarnos sin los auxilios de Dios?... ¿Sin pedirlos?... ¿Sin esperarlos?... ¿Con qué frecuencia re- petimos los actos de esta excelentísima virtud, sin la cual seriamos una tropa de infelices y desesperados?... ¡Oh Dios de bondad suma y de infinito poder, aumenta en nosotros tus misericordias para que obrando virtuo- samente sobre la tierra, logremos el fruto de nuestras esperanzas en el Cielo! MEDITACION SEGUNDA. Que hemos de amar á Dios por ser nuestro descanso. Si es á todo hombre cosa muy natural amar su bien y descanso, debes, ¡oh alma mia! dar de mano á las cosas de este mundo y á los negocios del siglo que es- torban,- inquietan y desazonan tus potencias; y reco- giendo tus pensamientos, volverte á Dios y poner en El toda tu confianza. ¡Oh cuánto descanso, oh cuánta paz hallarias, si te resolvieras á cerrar la puerta á todo otro cuidado, y le pusieras en las manos de tu Esposo celes-
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