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DIA TERCERO. 115 ces loco. ¡Oh dulcísima herida! ¡Oh sapientísima locura! ¡No permita el Cielo que yo me gloríe en otra cosa, ni sepa otra cosa, ni piense, ni ame otra cosa que la cruz de mi Señor y amable Redentor Jesucristo! Yo le miro en la cruz, y la figura que tiene en ella me convida dulcemente á que le ame. La cabeza tiene inclinada para oirme, y darme beso de paz, convidando con el perdón á los culpados , siéndo El inocente: sus brazos están abier- tos y extendidos para abrazarme: las manos agujerea- das para comunicarme susbienes por aquellas puertas de la beneficencia: los piés clavados para no apartarse de mí, y esperarme á penitencia: su costado abierto para mani- festarme su corazon abrasado en llamas de amor por mí. De suerte que cuanto descubren mis sentidos y mi fé en la santa Cruz, todo es amor, todo me mueve á amar á quien tan intensamente, y tan generosa y eternamente me amó. El madero, la figura, el misterio, Jas heridas de su cuerpo, el sitio, el concurso, las voces que se es- cuchan , y sobre todo los sentimientos afectuosos de $u alma; todo me dá voces, todo me inspira el amor, todo pide que le.-ame. Jesucristo me ama desde la cruz, por= que se lo manda su Padre, y su Padre nos perdona desde el Cielo, porque su Hijo se lo pide, y merece ser oido desde la cruz. ¡Oh, quéáncoras tan firmes para mi espe- “ranza! ¿Qué son mis pecados delante del Eterno: Padre, si los lava saperabundantísimamente la sangre de su Hijo Jesucristo? ¿Será mas mi-malicia que su infinita misericordia? ¡Oh alma flaca y desconfiada, que en tus angustias no sabes confiar en Dios! ¿Por qué te acobar- dan tus culpas y la falta de tus merecimientos? Entiende que este negocio no estriba en tí, sino en Oristo; porque si el demérito del primer hombre terreno fué principio de tu caida, el mérito del segundo celestial fué princi- pio y fin de tu remedio. Trabaja por estar unida con Je- sús por fé y amor, así como lo estás con Adan por vínculo de parentesco: por éste participaste la culpa, por aquel adquiriste la gracia. Sigue sus suaves y fuertes inspira-