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DIA TERCERO. 109 DIA TERCERO POR LA TARDE. MEDITACIÓN PRIMERA. Sobre el amor que nuestro Salvador nos mostrá en la Cruz. . Levanta tus ojos, alma mia, y colocados con la aten- cion mas profunda en el monte Calvario, considérate al pié de la cruz en que estalla clavado Jesucristo Dios y hombre verdadero: mírale cubierto de llagas desde log piés á la cabeza , coronado de espinas, fijado con clavos, rodeado de sus enemigos, insultado, blasfemado, y he- cho el oprobio de las gentes: mirale sediento, afligido, lloroso, destituido de todo alivio, y sin hallar en el Cie- lo ni en la tierra quien le consolase. Pregunta áeste Dios Hombre, ¿quién le obliga á tales excesos? Dile á este Dios omnipotente, á este Criador del Cielo y la tierra, á este hijo del eterno Padre y de María Vírgen ¿quién le ha puesto en la cruz para padecer en ella los tormentos mas atroces y la muerté mas ignominiosa? ¡Ay de mí! La fé divina te responde, ¡oh alma mia! que de tal manera amó Dios al mundo, que nos dió su Hijo Unigénito para su remedio. Sí, amable Jesús mio. Tu amor te hizo morir en la cruz: tu amor te embriagó de manera, que te hizo estar desnudo y colgado en una cruz, hecho el escarnio y oprobio del mundo. Tú eres aquel Noé que plantaste una viña, y bebiste del vino de ella con tanta abundancia, que embriagado de aquel poderoso vino de amor, caiste dormido en la cruz, y pa-
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