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9 RRB Te PGE ES RO rey yo RE eS = 5S vuestras miradas hacia la tierra de los vivientes, bajan- dolas en seguida para contemplar lo que pasa hoy en la tierra de los desterrados. {Qué espectaculo tan sorprendente! |Qué escena tan conmovedora, tan universal en su estension, tan und- nime en su pensamiento, tan concorde en lo que en ella se pide, y tan afectuosa en las voces que se oyen © salir de su seno! Causa esto admiracion, asombro, ésta- sis: es una especie de Pentecostés; és la aparicion de un dia nuevo, enel cual los pueblos de cien idiomasy de mil dialectos estan diciendo una misma cosa, ejecutando una misma accion, emitiendo un mismo pensamiento. No son ya los parthos, los medos, los elamitas, y los que habi- tan la Mesopotamia, la Judea, la Capadocia, el Ponto y el Asia, la Frigia y la Panfilia, el Egipto, la Libia y Cirene , como el dia de Pentecostés , quienes estan oyendo ensalzar las grandezas de Dios, sino que son ellos mismos los que las predican , acompafidndoles los chinos, los indostanos, los griegos, los tibetanos, los de Jas islas lejanas , los de todos los continentes , los del remoto Occidente americano, los del Occidente antiguo, los hijos del Albion, los de Jas Galias, los germanos, los groenlandos, los lusitanos y los iberos, y hasta los es- quimales. ~ II. Y aqué dicen tantas lenguas? gqué piden? gde qué hablan? gde qué tratan? Todas estan ensalzando las glo- rias y grandezas de Dios, y pidiéndole que siga dando- las 4 conocer mas y mas. Loguentes magnalia Dei (1): Todas estan dandole gracias por un favor singular. Pero no es esto solo lo grande y admirable, amados herma— _ nos: lo sublime, lo encantador de este espectaculo, es que’, alternando los moradores del cielo con los que vi- ven en la tierra, unidos con ellos en los mismos vincu- a1) Act,, cap. u, vers. 11.

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