BCCPAM0001133-2-05p09d0000000

eee AE ies Santos en el cielo, sin que pueda interrumpirla ninguno de esos accidentes que nos tienen en la tierra del des— tierro en esa triste alternativa en que vivimos los mor— tales; porque allfno hay, ni puede haber , llanto, ni clamores de pena, ni dolor, por haber pasado los que alli moran del destierro 4 la patria , del combate 4 la victoria, del sufrimiento 4 la corona, del estadio 4 la recompensa, y del martirio 4 la aureola. Alli alternan los angeles con los hombres, y los hombres contestan a los Angeles: los hombres estan oyendo aquel inefable cantar que Isaias oy6 4 los serafines; y apenas han con- cluido estos la estrofa misteriosa, entonan ellos el suyo, pues es propio de los que han sido comprados de la tierra, de aquellos que no se contaminaron, y en cuyos labios no se hallé mentira (1). Santo, Santo, Santo, dicen los primeros; Sefior Dios de los ejercitos , llena esta la tierra desu gloria (2); y almomento, conmovidos de gozo los quicios de las puertas de zafiro y esmeralda, y llena la casa de Dios de suavisimos vapores de gloria, resuena todo su ambito con la respuesta de todos los justos, que dicen asi: Grandes y admirables son tus abras, Senior Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, joh Rey de los siglos! ;Quién no te hade temer, oh Sefior? gQuien no ha de ensalzar tu nombre? jOh goces del cielo! joh grandezas de la patria! Yo os contemplo y os saludo; pero no puedo describiros, porque ni ojo vid, ni oido oyd, ni corazon humano puede rastrear lo que Dios tiene preparado para los que le aman (3). Entre tanto, mis amados hermanos, si no puedo describiros lo que pasa en el cielo, no pue- do menos de deciros que aviveis vuestra fe y eleveis. (1) Apoc., cap. xiv, versiculos4y5. (2) Js., cap. vi, vers. 3, (8) J Cor., cap. u, vers,9. satel iii ian

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz