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bien en medio de ellos aquel Ser divino, para quien no hay confines de cielo, de tierra, de abismos, de 'Tartaro, ni ausencia de luz, pues Jas tinieblas mas espesas son un resplandor perenne (1).» Decia este Santo Profeta ha- blando con Dios: Sobre el mar, Sevior, es tu camino, y tu sendero en muchas aguas, y no se conoceran tus huellas (2), Siendo el andar tan majestuoso y tan sutil, y las huellas tan ligeras, que solo el que las deja las puede conocer, 4cémo han de saber por dénde anda Dios los incrédulos que afectan negar su existencia, los de la religion del sentimentalismo, que se pavonean con pa- ’ labras altisonantes, y desearian como el impio que no hubiese Dios, y los que, despreciando las luces de la revelacion, se juramentan para consumar un deicidio moral, condenando 4 destierro, 4 hambres, 4 carceles, al que representa al mismo Dios en la tierra, y persi— guiendo sin tregua 4 los que recibieron de El la altisi— ma mision de sostener en el mundo la verdad, la justi- cia, la Religion y sus derechos imprescriptibles? VI. Verdad es que nosotros mismos, teniendo despe- jado nuestro entendimiento, y muy vivas y penetrantes las miradas de la fe, no podemos comprender las obras de Dios: pero con esa misma luz de la fe las examinamos y conocemos la conexion perfecta que tienen entre si las obras divinas, y el lazo de oro que une lo sublime con lo infimo, lo celestial eon lo terreno, las promesas de Dios con su cumplimiento. Tambien es cierto que, te— niendo ciencia revelada de la omnipotencia de Dios, y de que confundea los malos y perversos, creemos que se ha de levantar este Sefior, segun la admirable espresion de David, 4 semejanza del héroe de fuerza hercilea que ha comido bien, ha dormido con placido suefio, y lleno de fuerza y de indignacion contra sus enemigos, toma 7 (1) Ps, cxxxvnt, vers. 11. (2} Ps. .xxvi, vers. 20.

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