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—H — oyentes? Eso lo sabeis vosotros tan bien como yo: los de la oracion; y lo sabeis, porque estos acentos han salido de vuestros corazones, y los habeis exhalado enviando— los al cielo. Seftor, habeis dicho: no se burlen de nos— otros nuestros enemigos, pues no queda confundido quien confia en Ti (1). ;Oh Dios! los agarenos ylos es- trafios han dicho; Hagamos que sea nuestra herencia el santuario de Dios; vuelvelos, Sevior, como una rue- da, y hazlos como una pavesa delante del viento, para. que sepan que T'é te llamas SeNor (2), Faraon, el ene— migo, dijo: Lo perseguire y lo cogeré; me enriqueceré con sus despojos; se saciarad mi alma; desenvainaré mi espada, y lo mataré con mi propia mano: que caim_ ga, Senor, sobre. el el miedo y el pavor, y quede in- moble como una piedra (3). Hé ahi las voces que salen desde hace nueve meses de todo el pueblo catélico, el cual, por cierto, no ha vis- to defraudadas sus esperanzas. Hoy dia, mis amados her- manos, este pueblo se admira de si mismo, al ver que temié cuando sabia que nadie que espera en Dios queda confundido: este pueblo de fe y de esperanza no acierta a esplicar lo que le ha sucedido. Esta viendo que no se han cumplido sus temores, y que el sucesor de Pedro se presenta grande, majestuoso, glorioso y magnanimo como nunca, sentado con calma y serenidad sobre la roca de Sion, y no sabe decir mas que. una palabra: jmilagro! Esta viendo que el gran Pio es el asombro del mundo, pues el tiempo, este agente poderoso que todo lo destruye, ha doblado su rodilla delante del personaje mas admirable que hay hoy en la tierra; y que la Par— ca, que tan astuta es para deslizarse por todas partes con su guadaiia, ha huido avergonzada por su inep— (1) Ps. xxiv, vers. 3. (2) Ps. Lxxxu, versiculos 13 y 19. (3). Exod., cap..xv, versiculos 9 y 16.

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