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es AF la cual'se notan Ja alegria, el amor, la sorpresa‘agra— dable, la ternura, la esperanza y la fe, y al propio tiem- _ po un asombro placido y alegre por haberse equivocado, y por no haber salido las cosas conforme lo habia ‘acon- sejado el temor que se derramé por todas partes al. oir que habia en la tierra unos como nuevos Omares , unos como nuevos agarenos, y unos como nuevos hijos de la Gothia y de las antiguas selvas de la Tartaria. IV. No debe sorprender 4 nadie que Jos hijos de la Iglesia catélica hayan tenido por algun tiempo:sus co- razones oprimidos y vacilantes entre lo que habia;ocur- rido y lo que podia acontecer. ¢Qué habia acontecido? Habian visto el desenlace de una conjuracion tramada por manos tan astutas como enmaraiiadoras y fuertes: como que se habia trabajado 4 lo Porfirio, 4 lo Juliano, 4 lo Diocleciano, A la conjuracion tenebrosa habia sucedido la intriga ; 4 la intriga, la corrupcion de las ideas de lo justo y lo legitimo; 4 Ja corrupcion de unos principios; la -publicacion de otros que favorecian las pasiones del pueblo y le abrian campo 4 la rebelion, 4 la subleva- cion y 4 la rapifia: & esto se siguieron las invasiones manifiestas, y despues se'presenté sin pudor’ ni ver— giienza la hipocresia, siguiéndola el sarcasmo, y acto continuo aparecié la brutalidad desarrollando ‘fuerzas espantosas para desmoronar, derribar y reducir 4 polvo la ciudad escogida, y aplastar al que la da vida y ani- macion. ,Quién no habia de temblar? Asestaronse pie- zas de batir contra los reales de los Santos ; cayeron las bombas 4 centenares sobre los sepuleros de los Apésto— les: faeron 4 tierra las murallas que los defendian : en= traron en Roma bandadas de parricidas desplegando una bandera que es, hoy por hoy, emblema de ambi- cion, de hipoerésia , de perjurio y de deslealtad,,‘siendo asi que por su ensefia y su color debia serlo de justicia y de fidelidad. Los templos se vieron profanados, las ca- 9 <