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Fr. Bernardo de Corleon. 83 « mardo, pero el Varon de Dios, que to- dolo avía viíto en efpiritu , ya le efpe. rava á la puerta , y entrandole en un quar- to , que avia alli cerca, le hizo- hallar encima de una meía la vianda que defea- va; y delpues de alentarle , le exortó A moderar la colera , y d tratar con mas refpcto-4 lu muger , como hija que era de ana gran fanta. Áprovechole de efte milagro el Cavallero , y en adelante fue muy exemplar, y no fabia apartaríe de la prelencia del Siervo de Dios. Cierta mu= ger eltava muy aligida, porque un hijo luyo avia hecho pedazos una filla de ba- quera , y temia.mucho , que en viniendo lu marido , que era muy colerico , la avia de caftigar ; acudió por remedio al Sier- vo de Dios , el la alentó , y bolviendo a mirar la filla ,la vió ya entera como an= tes. La yerva que dió el Siervo de Dios dla yegua de un Clerigo , que fe hofpe- do en el Convento , era tan poca, que no podia abaftar á la menot parte de fu Íuftento ; pero con admiracion del Ecle- : F3 hal-

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