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116 Vida del Beato azul, y palos graves, fin daríe 1 comú ; cer. Sobrelaltole de nuevo el Religiofo, e imaginando feria fantalma, le valió de los conjuros , para que 9 hablafle , o fe fuefe. Entonces ella abriendo cortefmen. te el velo , y moftrando la cara refulgen. te con rayos de gloria, le dixo : Yo foy, qué temes ? He venido aquí 4 entrete nerme con mi hijo Bernardo , y confo= larle; y ponicodo en los brazos del di cho Frayle fu celeftial Niño , proliguió diciendo : Goza tambien tú entretanto de tan bello teforo ¿ mientras comunico * con mi Bernardo. Quedo el Religiofo ex- tatico , mirando de hito á hito aquel ro(s tro, que baíta para beatificar un Parai lo: pero Bernardo al ver. 4 Maria en fu Celda , con el roftro pegado en el fue- lo , lleno de excefsivo gozo. exclamó: Eflta es mi Madre ! Y ella defpues de mil caricias , y largos razonamientos , €n- we los quales fe cree, fue el anuncio de fa vecina muerte, bolvió 4 tomar el Ni ño , y le delapareció. El buen Religio» fo