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Pedro Ciruelo: varios sentidos de la Sagrada Escritura - 241 [La profecía] La inteligencia de Daniel 10 es necesaria en la visión 3 , y en 1Reyes 9 4 se decía que el profeta desde hace mucho tiempo veía. Esto es, se requiere que sea inteligente, por tanto, que el hombre no se considere que revela junto a Dios. En pocas palabras, como un instrumento inanimado, o insensible, o irracional, así como se considera al asno de Balam que habló, o más bien casi quizá también el mismo Balam, de quien se encuentra la historia de Números 22 y siguientes, pero se requiere que aquel hombre comprenda las cosas que le son notificadas por divina revelación. Sin embargo, en esta inteligencia decimos que no es necesario que el profeta tenga todos los sentidos de su Escritura, así como Dios o el ángel enviado a él. Es evidente al final de la profecía de Daniel, donde el profeta solicita del ángel Gabriel una acla- ración más amplia de su profecía, y no la obtuvo de él. Por consiguiente, se requiere y es suficiente para esto que sea un hombre de Dios y sea llamado propiamente profeta, que tenga claro el sentido literal de aquellas cosas secretas, y pasadas, pre- sentes y futuras, de las cuales revela aquella Escritura, y esto es común a todos los profetas, esto es, que comprendan las cosas que están más allá del conocimiento humano. Esto no significa que la palabra del profeta [sea] desde lejos y desde lo permi- tido. Sin embargo, tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento, por los más grandes y más dignos de los profetas, Dios dio más aquel sentido que del literal a algunos otros sentidos literales. Por lo cual, se deduce que más frecuentemente en la Sagrada Escritura era otro sentido el que tenía el profeta, por el que Dios princi- palmente intentaba mostrar el lugar de aquella Escritura, a veces incluso el mismo profeta, en su propia Escritura, tenía dos o más sentidos y se comprendía, aunque no igual siempre en orden de preferencia. El ejemplo de Caifás, de Juan 11 5 , si verdaderamente fue profeta cuando dijo que un hombre debía morir en lugar de todo el pueblo y no toda la nación pere- ciera, pues Caifás comprendía este dicho sobre la perdición que los judíos temían para sí mismos, que iba a llegar por parte de los romanos por medio de las guerras y latrocinios, con el momento de Jesús de Nazaret, como queda manifiesto a partir de las circunstancias del escrito 6 . YDios pretendía indicar, a través de aquellas pal- abras, que era necesario que Jesucristo tuviera que morir por la liberación de todo el género humano, desde la ruina de las almas hasta el castigo eterno de la gehena bajo el poder del diablo, cuyo sentido, al momento, explica el evangelista Juan dici- endo que Caifás no dijo esto por él mismo, sino que inspirado por Dios profetizó 3 Dn 10,1. 4 Se refiere a Salomón. 5 Jn 11,49. 6 Jn 11,51-53.

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