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Pedro Ciruelo: actitud ante la peste - 183 Texto: Pedro Ciruelo, Hexameron theologal sobre el regimiento medicinal contra la pestilencia (Edición de Alcalá, Arnao Guillén de Brocar, 1519, ff. ai-aiiii) Comienza el regimiento teologal, que deben guardar los discretos siervos de Dios, en el trabajoso tiempo de la pestilencia. El cual compuso el Maestro Pedro Ciruelo, teólogo, dirigiéndolo a los magníficos yvirtuosos cóncives suyos. Los ciudadanos de la insigne y, por Dios escogida, ciudad de Daroca, patria suya. Prólogo: Entre los antiguos filósofos, que escribieron muchas dotrinas necesarias a la buena gobernación de los hombres, muy discretos señores, aquel dicho de Platón es notado por muy singular: Beatas fore respublicas, si eas sapientes regerent, vel earum rectores sapientiae studere contigisset 1 . Porque de contino se hallan en las ciudades casos difíciles en que es necesaria la industria de los sabios, los cuales alcanzan muchas subtilezas sobre el pueblo común. [Quiénes son los sabios de una república] Mas, para mejor conocer cuáles son los verdaderos sabios en el regimiento político, es buena la comparación de las artes mecánicas, que ansí como en cada arte y oficio aquel se llama sabio en ella, que conoce el fin de su arte y sabe bien disponer los medios provechosos para lo alcanzar, y tiene discreción para desviar los estorbos que le son dañosos, por donde llamamos a uno sabio mercader o, a otro, marinero o capitán sabio. Así también en todo el cuerpo de la república, aquel debemos princi- palmente tener por más sabio, que conoce el último fin y el mayor bien de toda ella, porque aquel sabrá mejor dar reglas y formas de bien vivir, no solamente en un estado, o arte de hombres, mas a vivir para todos juntos, enseñando cómo puedan venir al común bien, deseado en la policía humana, y cómo puedan socorrerse en los casos adversos. Porque él la sea próspera y no venga a miseria 2. [La paz y la concordia] El principal fin ymayor bien en la conversación humana que conocieron los mun- danos filósofos, es la paz y concordia o amistad de los ciudadanos o convecinos entre sí. Porque de allí nacen todos los otros bienes que cumplen al próspero estado de la república; como por el contrario el mayor mal y última miseria suya es la 1 Boecio, Sobre la consolación de lafilosofía I 15-18. 2 Aristóteles, Ética nícomaquea VIII 6: 1155a.
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