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182 - Miguel Anxo Pena González para un cristiano en todo momento, pero aún más, en el de crisis, como el que tiene lugar ante una pandemia. Por su parte, la Doctrina cristiana tiene la finalidad de ayudar a entender las Sagradas Escrituras, pero en el libro II, se centra también en las virtudes teologales. La segunda razón sería la responsabilidad que tienen los predicadores de mostrar cómo Dios es justo y misericordioso, aunque las situaciones resulten incomprensibles a los seres humanos. Algo que, obviamente, atestiguan los pro- fetas y los siervos de Dios, y que él confirma recurriendo a los Salmos, al profeta Daniel y al mismo Jeremías. En el tercer razonamiento se dirige, de manera concreta a aquellos que, ya en 1507 le atacaron por su predicación, en la que se intuye que Ciruelo relacio- naría entre los pecados de la carne y la misma peste, al tiempo que persuadía a la gente para que no abandonase la ciudad y, lo que en aquel momento había hecho mediante la predicación, ahora quiere dejarlo por escrito, de tal suerte que sirva también para otros lugares en idénticas situaciones. Considera que no se trata tanto de defenderse él de los abusos, de aquellos que denomina como "incitadores verbosos", sino de defender la Escritura, tal y como hará el mismo san Jerónimo en algunos de sus prólogos. Ya esto se ve llevado por su condición de maestro, recurriendo fundamentalmente a las "armas de la palabra de Dios que es la Santa Escritura" y valiéndose de Pedro Lombardo, en el libro de las Sentencias, poniendo así de manifiesto también el tono apologético que acom- paña a su discurso, sosteniendo que él sustenta sus argumentos desde la razón y su consagración al estudio, dejando claro que no ha perdido la piedad, pues sigue la verdadera doctrina y, por lo mismo, no da pie a la falsedad. De alguna manera, igual que hiciera el Maestro de las Sentencias, Ciruelo quiere mostrar que tampoco él se ha apartado de la doctrina de los Padres de la Iglesia. Conck!-ye llamando la atención sobre aquellos que gobiernan la ciudad, para que se tomen esta cuestión en serio, sintiéndose él obligado a ello por su condición de natural de aquel lugar.

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