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tuada en la Alta Albania, poseía antiguamen– te el inestimable tesoro de una imagen mila~ grosa de María, pintada e'n la pared de una pequeña iglesia. A la muerte del heroico principe cristiano Jorge Castriota, llamado también Scanderbeg o el Cid albanés, .que tantas veces se había postrado ante la imagen de María para alen– tar a sus éompatriotas y defender la indepen– dencia de su pueblo contra las hue-stes musul– manas, los turcos resolvieron invadir la desventurada Albania. Gran parte de los al– baneses emigraron a distintas r egiones de Italia. Dos de estos emigrante•s, muy devotos de la imagen milagrosa, fueron avisados en sueños que se hallasen por la mañana en su iglesia prontos para partir, pues ella quería servirles de guía en su viaje. Postrados allí, ante la santa imagen, la vie– ron desprenderse del muro, cubrirse de nu– bes, remontarse en los aires y emprender el vuelo a través del Adriático, hasta el lugar donde quiso fijar su trono en la villa de Ge– nazzano. La Virgen de Scútari se trasladó pues a esta villa, obrando en se-guida innumerables prodigios que aumentaron la devoción de los fieles. Y todavía sigue en el mismo sitio y del mismo modo y forma desde el siglo xv: alta de dos palmos, ancha de uno y medio, pintada en una simple capa de pared, intacta durante cuatro siglos, sin apoyo ni sostén. 5