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LA DIRECCION ESPIRITUAL La vida sobrenatural sigue la ley del 'perfeccionamien– to lo mismo que la vida natural. Dios nos ha elegido en Cristo para que seamos santos e irreprensible-s delante de El, diee San Pablo. En este camino de la perfecci6n .el Sacerdote Director es el salvavidas de las almas. Como la enredadera, débil de por ' sí, necesita de la fortaleza de un tronco en el que apoyarse Y poder.,cre– cer, las almas necesitan también en medio de sus A~.– bilídades; tropezones y caídas, de la fortaleza que les comunica el Sacerdote Director. Cuando N. Sr. Jesucristo quiso fundar en la tierra el reino de Dios, se preocupó sobre todo de formar almas escogidas, a los 12 apóstoles y a los 72 discípulns. Igual táctica es preciso seguir especialmente en nues– tros tiempos: se nec-esita formar fe~vorosos católicos de todas las clases de la sociedad que presten ayuda a los sacerdotes en la evangelización de l3s masas. Este es el pensamiento y la empresa capitales de los sacerdotes y hombres de acción. Y para la formación de estas almas escogidas hace falta la dirección espiritual. Y ¿a dónde han de recurrir las almas, sino a la Igle– sia de Cristo, a sus representantes, a los sacerdotes, di· rectores, recordando las palabras del Divino Maestro: qui vos audit me audit, el que a vosotros oye a 1\U me oye? En esa dirección espiritual no podemos prescindir de la ascética tradicional de las tres vías: Purgativa, ilu– minativa y unitiva, es decir, el triple camino de los in– cipientes, proficientes y perfectos, según el plan que a continuación ponemos: 66 GRADO 1,' Vía pu,rgativa. Incipientes Arrojad de sobre vosotros todas las iniquidades que cometéis y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. (Ezequiel, 18, 31.)
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