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NOVENA EFICAZ DE LAS TRES AVEMARIAS I ¡Oh María, Virgen poderosa, para la cual nada hay imposible: os suplico, por el poder con que os distinguió Dios Padre Omnipo– tente, que me socorráis en la pre<sente nece– sidad! Y, pues, podéis valerme, no me aban– donéis, ¡ oh Abogada de las causas más desesperadas! En ello está intere'sada la gloria de Dios, vuestra honra y el bien de mi alma. Si, pues, como lo supongo, la gracia que pido está conforme con la amabilísima y san– tísima voluntad de Dios, interceded, Omnipo– tencia Suplicante, interceded por mí ante vuestro Hijo, que nada os puede negar. De nuevo os lo pido por ese poder ilimita– do que os comunicó el Padre celestial, mien– tras, para celebrarlo, os digo con Santa Ma– tilde, a quien revelasteis la práctica saludable de las tres Avemarías. Dios te s1,lve, María... II Purísima Virgen, justamente llamada «Tro– no de la Sabiduría», porque en Vos moró la sabiduría increada, el Verbo de Dios, y os co. 175