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CORONA A NUESTRA SERORA DE LOS DOLORES Preparación Es muy provechoso meditar devotamente los ace11bisimos dolores que la bienaventura– da Vi:rgen María padeció en la vida y muerte de su amado Hijo, nuestro divino Salvador. Para ello trasladémonos en espíritu al pie de la cruz, de la cual está pendiente Jesús, y es– cuchemos a su afligida Madre que dice a cada uno de nosotros: Ve'nid y ved si hay dolor semejante a mi dolor. Que esta Madre piadosa se digne concedernos su especial protección, mientras meditamos sus dolores e implora– mos el socorro divino con las siguientes ora– ciones: PRIMER DOLOR La profecla de Simeón El prin:er dolor de la Santísima Virgen fué cuando al presentar a su único Hijo en el tem– plo y colocarle en los brazos del santo ancia– no Simeén, díjole éste: Este niño será ur.a espada q ·i.le traspasará vuestra alma ; predi– ciéndole de este modo la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Un Padrenuestro y Avemaría. 171
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