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-82- todos nuestros trabajos queremos ofrecer. ¡Cuán pobre es nuestra ofrenda y pobre la oblación!; mas, por amor de Cristo, acepta nuestro don. S. Por todos los que viven sumidos en dolor el Cristo se te ofrece: Acepta su oblación. Que comprendan, oh Padre, que en Ti está el vivir, que Tú eres nuestra dicha, que Tú eres nuestro fin. A. Oh Padre, en el Calvario, Jesús se te ofreció: N.• 58 Cual Víctima inocente su Cuerpo y Sangre dio. La Nlisa conmemora aquel cruento don: Señor, que aquella ofrenda nos sirva de perdón. CONCEDE QUE VIVAMOS -Ofertorio- S. Lo mismo que nos vemos aquí reunidos hoy,
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